Todo el mundo sabe quien es Muhammad Ali, aunque nunca hayan visto ninguna de sus peleas y hayan nacido varios años después de que el "boxeador más grandioso de todos los tiempos" se retirará del cuadrilátero.
La imagen de la portada es una de las más difundidas y conocidas del atleta, y muestra los principales atributos que tenía Ali: autoconfianza, intensidad, carisma y determinación. Se estima que la fortuna personal de Muhammad Ali asciende a $80 millones de dólares, y esto no proviene de lo que ganó cuando era boxeador profesional, sino de lo que las empresas pagan por usar su marca.
En los últimos años hemos visto campañas publicitarias de Adidas, Apple, Toyota y Under Armor que utilizan los frases, las imágenes y los videos de Ali, y logran buenos resultados a pesar de que Ali se retiro del deporte hace 34 años.
¿Hubiera logrado lo mismo Cassius Clay si solo se hubiera dedicado a boxear?
Cassius Clay es el nombre original de Muhammad Ali. Con ese nombre ganó una medalla de oro en las Olimpiadas de Roma en 1964, inició su carrera profesional y es el nombre que usaba cuando peleó por primera vez contra Sonny Liston y le fue tomada la foto que estoy utilizando como portada.
¿Por qué entonces cambiar su nombre? ¿Qué no acaso este cambio provocó confusión entre sus fans y puso en riesgo su legado como boxeador?
Pero sobre todo, ¿de qué le sirve a Juan Pérez saber esto?
En esta serie de artículos discutiremos la forma en que Ali trascendió más allá de un excelente atleta profesional a un ícono de la cultura moderna, y como usted puede hacer lo mismo, sin importar su edad, profesión o nombre.
Analizaremos no solo qué le ha dado valor a las marcas más valiosas de nuestros tiempos, sino como esas lecciones se pueden aplicar a su vida y llevarlo a experimentar la plenitud de su ser, mucho más allá de sus más ambiciosos sueños de fama y riqueza.
Y todo lo haremos analizando lo que vemos y vivimos diariamente (de hecho, alrededor de 3,000 veces por día) pero que no nos hemos detenido a entender y adaptar para nuestro propio beneficio.
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