martes, 28 de abril de 2015

Que hacer cuando trabajas para una empresa Purgatorio

Antes de que comiences a planear que hacer, es importante que primero verifiques si realmente trabajas para una empresa Purgatorio.

Hay algunas características que tu empresa (para la cual trabajas) debe tener para ser considerada como una empresa Purgatorio:

1. Te pagan mucho menos por tu trabajo. Este es el primer filtro, y no me refiero a que tu sientas que te pagan poco, me refiero a que una persona haciendo el mismo trabajo que tú en otra empresa gana un 50% más que tú. Esto lo puedes saber revisando las ofertas laborales en OCC o LinkedIn, o contratando con un consultor de recursos humanos. Ahora, no es suficiente con que tú seas la única persona mal pagada de la empresa. A veces, en puestos nuevos, las empresas paga menos en lo que van midiendo el impacto de este puesto nuevo. En una empresa Purgatorio todos ganan menos, desde el conserje hasta el director, solo el dueño del negocio gana bien.

2. La gente que ha renunciado a esta empresa ahora está mucho mejor. Esta es solo otra forma de corroborar el punto anterior. Esta mejoría se ha dado a pesar de que dichas personas no eran los mejores profesionales. Y no solo es una mejoría económica, sino una mejoría anímica.

3. Todas las personas que hablan de tu empresa tienen diagnósticos diferentes de la misma. A todos le queda claro que hay algo mal, pero no atinan a decir que, o señalan diferentes aspectos. Pero todos coinciden en el potencial que tiene la empresa y que si las cosas cambiaran (de alguna manera) sería una excelente empresa. Todos muestran sentimientos contradictorios con respecto al dueño de la empresa, lo admiran pero en el fondo sienten que abusa de las personas.

4. Tu empresa no figura. Aunque mucha gente conoce a tu empresa, no es la líder del mercado en el que se desenvuelve, ni el segundo ni el tercer lugar. Es una empresa de media tabla, como la caca del perico, ni huele ni gede. Generalmente es una empresa que pasa desapercibida.

5. Todas tus propuestas de cambio son bien recibidas y aplicadas, pero por alguna razón, nada cambia. Cada vez que tomas valor para quejarte e indicar algo que está mal, el dueño toma diligentemente nota de tu molestia y pone manos a la obra para cambiar las cosas. Y parece que las cosas están cambiando constantemente, hay nuevos procesos, más controles, nuevas visiones de negocio. Pero, por alguna razón, nada sustancial parece cambiar, tú tienes más trabajo pero no ganas más dinero. Visto desde lejos, parece como si te estuvieran dando atole con el dedo.

6. Hay una pandemia de enfermedades crónicas. Varias personas que trabajan en la empresa tienen problemas crónicos como presión alta, gastritis, diabetes, triglicéridos, lesiones musculares y varios otros desórdenes comunes asociados al estrés y a la mala alimentación. Y aunque esto puede parecer cierto para cualquier empresa, en tu empresa las personas que padecen estos males son únicamente las que no "echan la hueva", los huevones en tu empresa gozan de perfecta salud.

7. No importa que tan bien hagas tu trabajo, nunca es perfecto. Sin importar que tanto te esfuerces, tu trabajo nunca es perfecto y nunca satisface a tus superiores, lo que hace que nunca te motiven por tu desempeño y siempre te cuestionen por detalles triviales.

8. Te recuerdan constantemente que no te mereces tu sueldo. Siempre que te equivocas o que te quedas corto en el cumplimiento de tus tareas, tus jefes "bromean" con no pagarte tu sueldo, o con pagarte menos. Y curiosamente lo hacen más frecuentemente cuando se acercan las fechas en que deberían de subirte el sueldo o de darte un bono.

9. Los planes de reestructura de la empresa siempre te afectan. Ya sea porque en estas "re-ingenierías" terminan contratando al alguien más que haga tu mismo trabajo por menos sueldo o terminan contratándote a un nuevo jefe que ahora le va a reportar a tu viejo jefe, bajándote de nivel en la escalera corporativa.

10. No sabes hacia donde va la empresa. Aunque tengas muy claro tus funciones, no tienes ni idea de hacía donde se dirige tu empresa o que la hace diferente a otras empresas. Cuando un conocido tuyo se interesa por comprar los productos que hace tu empresa, te genera remordimiento recomendar a tu empresa, es más, tu consumes productos de tu competencia.



¿Cómo dices que me llamo?


Al nacer, no tuvimos voz ni voto sobre nuestro nombre. Es lo que nuestros padres o tutores quisieron que fuera. Indica una expectativa sobre lo que ellos esperan de nuestra vida, o si somos el hijo más chico de una familia de 15, indica lo que el azar decidió para nosotros.

Y el 99.99% de la veces, no somos en nada parecidos a esta expectativa (o falta de ella). Y es cuando comienzan a surgir los apodos: "pollo", "pato", "gordo", "enano", "monstruo", "chikis", "princesa", "güera", entre muchos otros.

Nos lleva alrededor de 15 años formar nuestra personalidad y completar el proceso de maduración de nuestras redes neuronales. Y entonces comienza el complicado proceso de encontrar nuestro lugar en el mundo.

Si no prestamos atención a las oportunidades que se nos presentan en la adolescencia (y que la mayoría de los seres humanos ignoramos por miedo), nos convertimos en adultos que viven las realidades propuestas por otras personas, generalmente nuestros padres. Y a la vuelta de 35 años, nos damos cuenta que no somos felices.

¿Qué fue lo que pasó?

Ali supo a la edad de 12 años que quería ser boxeador. A los 22 años fue campeón, a pesar de ser superado en tamaño por su contrincante, Sonny Liston. Y a los 23 años tomó una decisión muy trascendente en su vida, convertirse al islamismo y cambiar su nombre a Muhammad Ali.

Sus nuevas creencias religiosas lo llevaron a negarse a combatir en Vietnam, lo cual Ali convirtió en una batalla personal contra el racismo en Estados Unidos: "No Vietcong ever called me nigger" (Ningún soldado vietnamita me ha llamado nunca negro). Esto provocó que perdiera su título de box y se le negó boxear profesionalmente durante casi 4 años, de los 25 a los 29 años.

Su historia polarizó a muchos estadounidenses, de tal forma que los problemas raciales no le podían ser indiferentes a nadie. Cuando la corte le permitió boxear nuevamente, le tomó a Ali 3 años más recuperar su título. Nadie creía Ali, de 32 años, podría vencer a George Foreman.

A los 35 años, Ali ya era una leyenda.

En esta edad es cuando se dan la mayoría de los emprendimientos, provocados por esta crisis llamada "middle age" (de la mitad de la vida). Tener un buen nombre ayuda, sobre todo si es congruente con esta nueva empresa que se va a emprender.

Si su sueño es convertirse en actor o músico, es recomendable que usted cree un nombre artístico, ya sea acortando su nombre o creando uno totalmente nuevo, que sea fácil de recordar y de pronunciar. Si usted es un profesionista que ha decidido independizarse dentro de su misma área profesional, como un doctor o un abogado, no le es conveniente cambiar su nombre, pues es valioso que siga siendo vinculado a su vida como empleado.

Si usted ha decidido dedicarse al deporte, le conviene un buen apodo que denote su principal ventaja competitiva, como Roberto "Manos de Piedra" Duran. Sin embargo, los apodos no funcionan bien cuando usted pretende proveer servicios profesionales, el nombre Ernesto "Toque de Midas" Alvarez es pésimo para un asesor financiero, suena a charlatán.

Cuando lo que usted pretende iniciar es una empresa (persona moral), encontrar un buen nombre, simple y fácil de recordar, facilita mucha la comercialización en las etapas tempranas de una empresa.

En los inicios de las computadoras personales, Apple II tenía más presencia porque era más fácil de recordar que sus competidores, como la G7480 de Phillips.

En marketing a esto se le llama "posicionamiento" y se refiere a la posición que guarda una marca en la mente de un consumidor común. Esto suele medirse preguntándole a personas comunes la primer marca que se les viene a la mente cuando se les menciona un producto. Si se pregunta por marcas de refrescos de cola, la mayoría de las personas contestarían "Coca-Cola", seguido por "Pepsi" y probablemente "Big Cola" en el caso de México.

El posicionamiento también indica quién está ganando más dinero. Coca-Cola tiene una participación de mercado cercana al 60%, mientras que Pepsi tiene cerca de un 25% y Big Cola tiene aproximadamente un 5%.






lunes, 27 de abril de 2015

What's my name? Lecciones prácticas sobre Branding personal


Todo el mundo sabe quien es Muhammad Ali, aunque nunca hayan visto ninguna de sus peleas y hayan nacido varios años después de que el "boxeador más grandioso de todos los tiempos" se retirará del cuadrilátero.

La imagen de la portada es una de las más difundidas y conocidas del atleta, y muestra los principales atributos que tenía Ali: autoconfianza, intensidad, carisma y determinación. Se estima que la fortuna personal de Muhammad Ali asciende a $80 millones de dólares, y esto no proviene de lo que ganó cuando era boxeador profesional, sino de lo que las empresas pagan por usar su marca.

En los últimos años hemos visto campañas publicitarias de Adidas, Apple, Toyota y Under Armor que utilizan los frases, las imágenes y los videos de Ali, y logran buenos resultados a pesar de que Ali se retiro del deporte hace 34 años.

¿Hubiera logrado lo mismo Cassius Clay si solo se hubiera dedicado a boxear?

Cassius Clay es el nombre original de Muhammad Ali. Con ese nombre ganó una medalla de oro en las Olimpiadas de Roma en 1964, inició su carrera profesional y es el nombre que usaba cuando peleó por primera vez contra Sonny Liston y le fue tomada la foto que estoy utilizando como portada.

¿Por qué entonces cambiar su nombre? ¿Qué no acaso este cambio provocó confusión entre sus fans y puso en riesgo su legado como boxeador?

Pero sobre todo, ¿de qué le sirve a Juan Pérez saber esto?

En esta serie de artículos discutiremos la forma en que Ali trascendió más allá de un excelente atleta profesional a un ícono de la cultura moderna, y como usted puede hacer lo mismo, sin importar su edad, profesión o nombre.

Analizaremos no solo qué le ha dado valor a las marcas más valiosas de nuestros tiempos, sino como esas lecciones se pueden aplicar a su vida y llevarlo a experimentar la plenitud de su ser, mucho más allá de sus más ambiciosos sueños de fama y riqueza.

Y todo lo haremos analizando lo que vemos y vivimos diariamente (de hecho, alrededor de 3,000 veces por día) pero que no nos hemos detenido a entender y adaptar para nuestro propio beneficio.

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