“Heaven is a place on earth” (El Cielo es un lugar en la tierra), cantaba
Belinda Carlisle en los ochentas. Lo mismo dicen del Infierno, de acuerdo a una
canción de la banda argentina Kutna Hora en su álbum del 2002. Si ambos lugares
están en la tierra, el Purgatorio también lo debe estar; si es que acaso existe.
Por el contrario, el Infierno es la total ausencia de cualquier motivación.
Para los ciudadanos del primer mundo, el Infierno equivale a un trabajo de
mierda. Sin embargo, en un país en vías de desarrollo, el Infierno equivale a NO tener trabajo. Y esto es campo
fértil para las empresas tiránicas.
La mayoría de las personas en los países ricos no creen en la existencia
del purgatorio. Las cosas son monocromáticas, estas en el Cielo o en el
Infierno. En Latinoamérica, lugar donde habitan solo un miembro rico de la OMC
y hogar del 40% de los católicos del mundo, el Purgatorio es una creencia
común, y es parte de nuestra vida diaria.
Los habitantes de América Central que deciden migrar de ese Infierno económico con dirección del Cielo Norteamericano, tienen que pasar por el Purgatorio mexicano. Antes de que puedas casarte, tienes que pasar por el purgatorio de conocer a la familia de tu futuro cónyuge (y agradarles). En la mayoría de las universidades de México, tienes que pasar por el Purgatorio de la tesis antes de poder titularte. Si quieres conocer Disneylandia, tienes que pasar por el Purgatorio de sacar tu visa en la Embajada Americana. Y ejemplos como estos, abundan.
Entonces, dado
que estamos acostumbrados, no es de sorprenderse que la mayoría de los
latinoamericanos trabajan para una empresa tirana en un trabajo como de
Purgatorio. Y, (aquí empieza la rechifla) no hay nada incorrecto con estas empresas.
¿Cómo?
Bueno, como lo
menione anteriormente, las cosas son más complicadas en el tercer mundo.
Primero, el Infierno es peor: es más fácil caer en la pobreza y más difícil
salir de ella. Segundo, la economía es más parcial, lo que quiere decir que es
más difícil que una empresa pequeña sobresalga a que una empresa grande se
mantenga. Tercero, para los empresarios no hay salida fácil de los compromisos
salariales y de prestaciones sociales.
Para muchas compañías tiene más sentido ser tiranas que invertir en su
capital humano (la sobrevivencia supera a la excelencia).
En su libro “No Excuses”, Jennifer Robin and Michael Burchell, establecen que solo existen excusas para no convertir a cualquier ambiente de trabajo en un excelente ambiente de trabajo. Y yo estoy de acuerdo cuando hablamos de una economía libre. Pero, en Latinoamérica hay un obstáculo más: un mayor riesgo, que nubla la visión del dueño del negocio.
Unas cuantas notas previas antes de meternos más en el tema:
- Es más difícil y caro en Latinoamérica hacer que
una empresa cotice en la bolsa, aunque aquí hay
un buen artículo al respecto.
- La inestabilidad económica pesa en cualquier decisión
(y el miedo a ella pesa más).
- Entre más notoria (y
grande) sea una empresa en Latinoamérica, mayor es el riesgo de que los
dueños sufran de extorsión, secuestros y auditorías del gobierno.
- La mayoría de los
dueños odian leer sobre estrategias o filosofías de negocios (en especial
si están en inglés), y cuando lo hacen, no creen nada de lo que leyeron. La
mayoría profesa modelos creados con la revolución industrial.
- Y no olvidemos la corrupción, el “FastPass®”
latinoamericano.
Como líder
empresarial en Latinoamérica, tienes dos opciones: dirigir tu empresa a la grandeza o dirigirla a la permanencia. En EUA, por ejemplo, los
líderes no tienen dos opciones, deben dirigir a su empresa a la grandeza para garantizar
la permanencia de la misma.
Pero, como he
estado diciendo, eso solo es cierto en una economía libre.
Si decides
guiar a tu empresa a la permanencia,
debes contratar profesionales más baratos con varias deficiencias y debes micro-administrarlos
acordemente y sin piedad alguna. Nadie se va a preocupar por tu empresa, ya que
no vas a vender mucho de por sí. Y la mejor parte es que siempre vas a tener
algo de que quejarte, haciendo ver como alguien a quien no le va bien. Esto tiene
la ventaja extra de hacer menos atractivo para los ladrones, defraudadores y
burócratas.
El único bemol
es que este modelo daña tu salud y tu bienestar, así que asegúrate de contratar
un buen plan de gastos médicos.
Ahora, si tú no
eres un líder de negocios, sino un empleado de una compañía tirana, es momento
de que reconozcas tus pecados y trabajes tu salida de ese Purgatorio. Dante
creía que no puedes permanecer en el Purgatorio para siempre, o aprendes y progresas
o te regresas al Infierno. ¿Necesitas una guía? Puedes empezar aquí.
Si tú eres un
ciudadano del primer mundo tratando de entender a esa empresa miope que te trajo
a Latinoamérica, espero que esto ayude.
Finalmente, si
eres un consultor de negocios o un gerente que está tratando de cambiar a una
empresa tirana, se paciente. Te va a tomar un buen tiempo.
(Agradecimiento especial para la Dra. Burke Murphy por editar este texto)